Hay muchas veces en la vida en que no escogemos lo bueno sino lo malo. Y a sabiendas.
Jesús nos dice que seguirle es encontrar la vida. Pero seguirle significa asumir nuestras limitaciones, nuestras pobrezas. Eso es coger la cruz. Darnos cuenta de que no vamos a ser capaces de caminar seguido, de que muchas veces vamos a dar un paso adelante y tres atrás. Pero también nos dice que lo importante es seguir adelante y mantener la mirada fija en el horizonte: el Reino, la familia de Dios, la fraternidad, los hijos e hijas sentados todos en la mesa del Padre. Cada vez que levantemos de nuevo la mirada y encontremos a los hermanos que caminan con nosotros, ganaremos en vida, en esperanza, en alegría, en fraternidad. «En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.» Y, dirigiéndose a todos, dijo: «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo?»» ( Lucas 9, 22-25).
PROPÓSITO DEL DÍA:
Haz frente a tu realidad. ¿Cuáles son tus cadenas? ¿Cuál es tu cruz? … ENCARA
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